Meditación

Alas y raíces
en el centro
cuando me encuentro
dentro y fuera de mí.





Karma

No recuerdo haber tenido comprensión tan estremecedora sobre la Ley de Karma que ahora. Debe ser Urano en tránsito, conjunto a mi Sol ariano. El rayo ilumina y se oye el trueno. Mis cruz encarnada es sacudida, poco está escapando a mi llama. Estoy dispuesta a ver. OSHO dice que para ser un gran santo primero hay que ser un gran pecador. Y me doy cuenta que si me dieran un día por cada uno de mis pecados, sería bíblica la duración de mi vida. Un día por cada vez que herí a alguien, que menosprecié, que no vi su valor, que desmerecí. Me doy cuenta con más claridad aquello que dice Nana, ¿por qué no a mí? Y entiendo el por qué sí. Y lo recibo. Quizá todas mis causas vulgares encarnaron en el cuerpo de aquel que me hirió de gravedad. Pero no de muerte. Y lo recibo. Y me doy cuenta. En la balanza, mi corazón ha sido más pesado que la pluma. La diosa Maat no me lanza al monstruo pero sí a la aceptación de que hay maestros. Recibo lo que me corresponde, lo que necesito para evolucionar. No dejaré de equivocarme, pero trataré de ir más alerta a mi oscuridad.